Pero esta acrobacia se llamó la chilena unos cuantos años después, en 1927, cuando el club Colo-Colo viajó a Europa y el delantero David Arellano la exhibió en los estadios de España. Los periodistas españoles celebraron el esplendor de la desconocida cabriola, y la bautizaron así porque de Chile había venido, como las fresas y la cueca.
Después de varios goles volanderos, Arellano murió en aquel año, en el estadio de Valladolid, por un encontronazo fatal con un zaguero.
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