fuente: lja.mx
El jefe del Departamento de Historia, Andrés Reyes Rodríguez, consideró que valía la pena cuestionarse sobre el notable grado de aceptación que ha generado el evento: “Hablaremos de mestizaje y matrimonio, de historias de familias europeas e hispanoamericanas, de parentesco y familias. También tendremos la oportunidad de realizar análisis metodológicos y valoraciones sobre fuentes de consulta (…). Este gusto por la genealogía y las historias de familia responde a una curiosidad elemental por conocer el origen con los apellidos, por el nexo con la sangre y las raíces”.
La necesidad de establecer distinciones, añadió, abona a que alumnos y maestros no necesariamente ligados a la ciencia de la historia acudan a los eventos de un coloquio donde participan ponentes Estados Unidos y distintas entidades del país.
España es uno de los centros con mayor pasión hacia la genealogía. Se calcula que el 90 por ciento de quienes consultan la Biblioteca Nacional de Madrid no son historiadores, y concurren, preferentemente, durante las vacaciones de verano.
“La genealogía como ciencia es un hecho que se consolida en la época moderna, sin lugar a dudas, pero se nutre de documentos notables de la antigüedad como las genealogías bíblicas o los cambios promovidos por el Concilio de Trento, al que se debe la disposición obligatoria de los libros sacramentales de bautismo, casamiento y defunción”.
La variedad de fuentes de consulta, destacó Reyes, ha crecido, pues ahora además de los libros parroquiales, se echa mano de registros electorales, directorios de profesionistas, diccionarios, listas de habitantes, libros de impuestos y documentos de identidad.
El secretario general de la Autónoma, Francisco Javier Avelar González, dijo que la continuidad dada al Coloquio de Genealogía e Historia de la Familia merecía el reconocimiento de la rectoría:
“Daremos inicio a los trabajos académicos sobre la heráldica familiar, se presentarán más de 40 reconocidos conferencistas. Con este sustancial programa se superará por mucho las expectativas que se han planteado”.
Destacó que el estudio de la historia individual resulta de importancia para la sociedad, pues se trata de un modo que ayuda a comprender bajo qué circunstancias se entrelazan distintas vidas: “El estudio de la heráldica y la genealogía no es exclusivo de los miembros de la realeza ni de antiguas estirpes de nobles, cada uno de nosotros puede llegar hasta el origen de su apellido y por lo tanto reconstruir la historia familiar más allá de las generaciones que nos ha tocado conocer. Esta posibilidad me parece sumamente interesante”.
Este coloquio verá el desarrollo de diez mesas de trabajo. Las dos primeras ponencias estuvieron a cargo del mexicano Mariano González Leal, con Las desventuras de una familia guanajuatense, y del español Fernando Muñoz Altea, con Las monjas pobres capuchinas de Lagos.
Un par de días de duración tendrá el Coloquio de Genealogía e Historia de la Familia que ayer fue inaugurado en la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA). El evento se realiza por segunda ocasión, y con éxito creciente, según sus organizadores, pues ahora se recibieron 40 peticiones de ponencia.
El jefe del Departamento de Historia, Andrés Reyes Rodríguez, consideró que valía la pena cuestionarse sobre el notable grado de aceptación que ha generado el evento: “Hablaremos de mestizaje y matrimonio, de historias de familias europeas e hispanoamericanas, de parentesco y familias. También tendremos la oportunidad de realizar análisis metodológicos y valoraciones sobre fuentes de consulta (…). Este gusto por la genealogía y las historias de familia responde a una curiosidad elemental por conocer el origen con los apellidos, por el nexo con la sangre y las raíces”.
La necesidad de establecer distinciones, añadió, abona a que alumnos y maestros no necesariamente ligados a la ciencia de la historia acudan a los eventos de un coloquio donde participan ponentes Estados Unidos y distintas entidades del país.
España es uno de los centros con mayor pasión hacia la genealogía. Se calcula que el 90 por ciento de quienes consultan la Biblioteca Nacional de Madrid no son historiadores, y concurren, preferentemente, durante las vacaciones de verano.
“La genealogía como ciencia es un hecho que se consolida en la época moderna, sin lugar a dudas, pero se nutre de documentos notables de la antigüedad como las genealogías bíblicas o los cambios promovidos por el Concilio de Trento, al que se debe la disposición obligatoria de los libros sacramentales de bautismo, casamiento y defunción”.
La variedad de fuentes de consulta, destacó Reyes, ha crecido, pues ahora además de los libros parroquiales, se echa mano de registros electorales, directorios de profesionistas, diccionarios, listas de habitantes, libros de impuestos y documentos de identidad.
El secretario general de la Autónoma, Francisco Javier Avelar González, dijo que la continuidad dada al Coloquio de Genealogía e Historia de la Familia merecía el reconocimiento de la rectoría:
“Daremos inicio a los trabajos académicos sobre la heráldica familiar, se presentarán más de 40 reconocidos conferencistas. Con este sustancial programa se superará por mucho las expectativas que se han planteado”.
Destacó que el estudio de la historia individual resulta de importancia para la sociedad, pues se trata de un modo que ayuda a comprender bajo qué circunstancias se entrelazan distintas vidas: “El estudio de la heráldica y la genealogía no es exclusivo de los miembros de la realeza ni de antiguas estirpes de nobles, cada uno de nosotros puede llegar hasta el origen de su apellido y por lo tanto reconstruir la historia familiar más allá de las generaciones que nos ha tocado conocer. Esta posibilidad me parece sumamente interesante”.
Este coloquio verá el desarrollo de diez mesas de trabajo. Las dos primeras ponencias estuvieron a cargo del mexicano Mariano González Leal, con Las desventuras de una familia guanajuatense, y del español Fernando Muñoz Altea, con Las monjas pobres capuchinas de Lagos.
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