fuente: eldiariodecoahuila.com.mx
Desde que hemos existido, los seres humanos hemos mirado a las estrellas y nos hemos preguntado: ¿qué pasa ahí? ¿Quién está ahí? Ahora, a esa lista de preguntas podemos añadir: ¿y puedo tenerlo?
El gobierno de Estados Unidos ya ha mostrado su predilección por reclamar la propiedad de las cosas en el espacio. Hay no una, ni dos, sino seis banderas estadounidenses en la Luna, en caso de que alguna de las otras naciones con actividad espacial empiece a hacerse ideas. (No importa que las banderas se hayan desvanecido a un blanco sin estados para el día de hoy).
Por lo tanto, tiene sentido que los legisladores estadounidenses busquen garantizar los derechos de propiedad de las empresas espaciales estadounidenses. Según la Ley Espacial, que acaba de ser aprobada por la Cámara de Representantes, las empresas que hagan la minería de asteroides serán capaces de mantener lo que desentierren.
Los recursos obtenidos de asteroides en el espacio exterior son propiedad de la entidad que obtenga dichos recursos, con todos los derechos de propiedad de esa materia en conformidad con las disposiciones aplicables de la ley federal estadounidense.
Así es como sabemos que la exploración espacial comercial es seria. La oportunidad en este rubro es tan vasta que las empresas están exigiendo protecciones federales para objetos grandes flotantes que ni siquiera han sido investigados.
Pero en realidad es importante que estemos hablando de esto ahora, porque nosotros no queremos terminar en una situación en la que varias empresas estén luchando por el mismo pedazo de roca sin tener una manera de resolverlo. Hay dos preguntas clave que están en juego: ¿quién debe regular la actividad espacial comercial? Y ¿qué normas deben aplicarse?
Por descontado, la autoridad podría terminar siendo la Administración Federal de Aviación (FAA, por su sigla en inglés). Una elección extraña, podría usted pensar.
¿Qué podría la FAA, un organismo cuya preocupación principal es el transporte aéreo, querer con el espacio exterior?
La FAA es la agencia que otorga licencias para lanzamientos espaciales comerciales (aquellos que no son realizados por la NASA o el Departamento de Defensa, de cualquier manera).
Potencialmente, esto da a los reguladores de aviación de Estados Unidos una tremenda cantidad de poder sobre la incipiente industria espacial privada.
“(La FAA) se convertiría en el regulador de facto de todo lo que sucede en el espacio”, dijo Berin Szoka, presidente del centro de estudios liberales TechFreedom.
Si bien la Ley Espacial aclara la forma como deben entenderse los derechos de propiedad privada en el gran espacio desconocido, los legisladores se apresuraron a señalar que el proyecto de ley no hace nada para reducir la autoridad de la FAA.
“El proyecto de ley preserva la capacidad de la FAA para regular los vuelos tripulados espaciales comerciales con el fin de proteger al público no involucrado, la seguridad nacional, la salud, la seguridad pública, la seguridad de la propiedad y la política exterior”, informó el Comité de Ciencias de la Cámara en un comunicado. “También conserva la capacidad de la FAA para regular la seguridad de los participantes y la tripulación espacial, como resultado de un accidente o evento no planeado.”
Técnicamente, la jurisdicción de la FAA cubre solamente lanzamientos y reingresos a la esfera terrestre, pero, tras una petición del hotelero y aspirante a magnate de la industria aeroespacial Robert Bigelow, ese poder podría aumentar.
Bigelow quiere experimentar con hábitats inflables que permitan a la gente a vivir en el espacio. Al obtener una licencia de lanzamiento de la FAA que le da acceso al espacio, Bigelow sería capaz de instalar una pieza exclusiva en la Luna.
"La FAA se convertiría en el regulador de facto de todo lo que sucede en el espacio”. Berin Szoka, presidente del centro de estudios TechFreedom.
Expertos en derecho espacial creen que este territorio exclusivo podría ser muy, muy grande. Eso es porque en el marco del Tratado del Espacio Exterior de 1967, los vehículos tripulados tienen derecho a operar dentro de una zona de 125 millas “sin injerencia” diseñada para mantener a los astronautas a salvo, explicó Joanne Gabrynowicz, la ex editora del Periódico de Derecho Espacial al Harvard Political Review. Si la misma norma se aplica a las operaciones espaciales comerciales en cuerpos lunares u otros cuerpos extraterrestres, entonces Bigelow podría convertirse en un líder en la primera fiebre territorial del espacio exterior.
Imagine la cantidad de poder potencial que esto da a la FAA sobre el futuro de la exploración espacial. Eso no puede ser algo malo. Como dijo el periodista,Tim Fernholz, del sitio de noticias económicas Quartz, las entidades de vuelos espaciales comerciales no son conocidas como parangones de la transparencia, y la FAA podría ser un jugador importante para mantener el viaje espacial humano seguro tanto como permitir denuncias mineras en asteroides.
Desde que hemos existido, los seres humanos hemos mirado a las estrellas y nos hemos preguntado: ¿qué pasa ahí? ¿Quién está ahí? Ahora, a esa lista de preguntas podemos añadir: ¿y puedo tenerlo?
El gobierno de Estados Unidos ya ha mostrado su predilección por reclamar la propiedad de las cosas en el espacio. Hay no una, ni dos, sino seis banderas estadounidenses en la Luna, en caso de que alguna de las otras naciones con actividad espacial empiece a hacerse ideas. (No importa que las banderas se hayan desvanecido a un blanco sin estados para el día de hoy).
Por lo tanto, tiene sentido que los legisladores estadounidenses busquen garantizar los derechos de propiedad de las empresas espaciales estadounidenses. Según la Ley Espacial, que acaba de ser aprobada por la Cámara de Representantes, las empresas que hagan la minería de asteroides serán capaces de mantener lo que desentierren.
Los recursos obtenidos de asteroides en el espacio exterior son propiedad de la entidad que obtenga dichos recursos, con todos los derechos de propiedad de esa materia en conformidad con las disposiciones aplicables de la ley federal estadounidense.
Así es como sabemos que la exploración espacial comercial es seria. La oportunidad en este rubro es tan vasta que las empresas están exigiendo protecciones federales para objetos grandes flotantes que ni siquiera han sido investigados.
Pero en realidad es importante que estemos hablando de esto ahora, porque nosotros no queremos terminar en una situación en la que varias empresas estén luchando por el mismo pedazo de roca sin tener una manera de resolverlo. Hay dos preguntas clave que están en juego: ¿quién debe regular la actividad espacial comercial? Y ¿qué normas deben aplicarse?
Por descontado, la autoridad podría terminar siendo la Administración Federal de Aviación (FAA, por su sigla en inglés). Una elección extraña, podría usted pensar.
¿Qué podría la FAA, un organismo cuya preocupación principal es el transporte aéreo, querer con el espacio exterior?
La FAA es la agencia que otorga licencias para lanzamientos espaciales comerciales (aquellos que no son realizados por la NASA o el Departamento de Defensa, de cualquier manera).
Potencialmente, esto da a los reguladores de aviación de Estados Unidos una tremenda cantidad de poder sobre la incipiente industria espacial privada.
“(La FAA) se convertiría en el regulador de facto de todo lo que sucede en el espacio”, dijo Berin Szoka, presidente del centro de estudios liberales TechFreedom.
Si bien la Ley Espacial aclara la forma como deben entenderse los derechos de propiedad privada en el gran espacio desconocido, los legisladores se apresuraron a señalar que el proyecto de ley no hace nada para reducir la autoridad de la FAA.
“El proyecto de ley preserva la capacidad de la FAA para regular los vuelos tripulados espaciales comerciales con el fin de proteger al público no involucrado, la seguridad nacional, la salud, la seguridad pública, la seguridad de la propiedad y la política exterior”, informó el Comité de Ciencias de la Cámara en un comunicado. “También conserva la capacidad de la FAA para regular la seguridad de los participantes y la tripulación espacial, como resultado de un accidente o evento no planeado.”
Técnicamente, la jurisdicción de la FAA cubre solamente lanzamientos y reingresos a la esfera terrestre, pero, tras una petición del hotelero y aspirante a magnate de la industria aeroespacial Robert Bigelow, ese poder podría aumentar.
Bigelow quiere experimentar con hábitats inflables que permitan a la gente a vivir en el espacio. Al obtener una licencia de lanzamiento de la FAA que le da acceso al espacio, Bigelow sería capaz de instalar una pieza exclusiva en la Luna.
"La FAA se convertiría en el regulador de facto de todo lo que sucede en el espacio”. Berin Szoka, presidente del centro de estudios TechFreedom.
Expertos en derecho espacial creen que este territorio exclusivo podría ser muy, muy grande. Eso es porque en el marco del Tratado del Espacio Exterior de 1967, los vehículos tripulados tienen derecho a operar dentro de una zona de 125 millas “sin injerencia” diseñada para mantener a los astronautas a salvo, explicó Joanne Gabrynowicz, la ex editora del Periódico de Derecho Espacial al Harvard Political Review. Si la misma norma se aplica a las operaciones espaciales comerciales en cuerpos lunares u otros cuerpos extraterrestres, entonces Bigelow podría convertirse en un líder en la primera fiebre territorial del espacio exterior.
Imagine la cantidad de poder potencial que esto da a la FAA sobre el futuro de la exploración espacial. Eso no puede ser algo malo. Como dijo el periodista,Tim Fernholz, del sitio de noticias económicas Quartz, las entidades de vuelos espaciales comerciales no son conocidas como parangones de la transparencia, y la FAA podría ser un jugador importante para mantener el viaje espacial humano seguro tanto como permitir denuncias mineras en asteroides.
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