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No sólo son las especies quienes están en peligro de extinción sino también algunos elementos de la tabla periódica. Debido a la excesiva demanda y al abuso de los depósitos finitos, elementos como el helio (He), fósforo (P), indio (In), cadmio (Cd), zinc (Zn) y plata (Ag) podrían desaparecer dentro de los próximos 100 años.
La escasez de estos recursos podría tener grandes implicaciones, ya que son componentes de uso cotidiano en la vida del ser humano. Algunos elementos, como el helio y el fósforo, no se producen de manera natural y las reservas que actualmente existen en el planeta están por agotarse.
Si bien el helio se encuentra entre los elemento más abundantes del universo, aquí en la Tierra este gas noble es raro y precioso. Pequeñas concentraciones se han quedado atrapadas en cavernas, la mayoría de ellas en Estados Unidos, Rusia, Polonia y Qatar. Actualmente, es de los gases más utilizados en el mundo y se estima que podría desaparecer dentro de 25 años. Sus aplicaciones incluyen imágenes de resonancia magnética, reactores nucleares, detectores infrarrojos y la refrigeración de imanes superconductores, entre otras.
El indio es uno de los elementos más críticos pues se emplea en las pantallas de plasma de todo el mundo. En 2007, el Servicio Geológico de Estados Unidos calculó que los reservorios, principalmente en Canadá, Rusia y China, se agotarán en el transcurso de las próximas dos décadas (aunque la industria del indio disputa estas cifras). Es de suma importancia que se adopten mecanismos de reciclaje de indio a partir de los desechos tecnológicos.
La agricultura moderna depende enormemente del fósforo, el cual es utilizado para mejorar el rendimiento de los cultivos y para aumentar la absorción de los fertilizantes. Es extraído de la roca de fosfato, presente en Marruecos, Rusia, EE.UU., China y Sudáfrica, principalmente. Científicos de la Iniciativa Global de Investigación de Fósforo estiman que dentro de 30 a 40 años, la minería no podrá satisfacer la demanda mundial de fósforo.
Por suerte, este mineral es relativamente fácil de recuperar de los sistemas de agua de las ciudades. Cada año, tres millones de toneladas de fósforo son excretadas mediante la orina y las heces.
No sólo son las especies quienes están en peligro de extinción sino también algunos elementos de la tabla periódica. Debido a la excesiva demanda y al abuso de los depósitos finitos, elementos como el helio (He), fósforo (P), indio (In), cadmio (Cd), zinc (Zn) y plata (Ag) podrían desaparecer dentro de los próximos 100 años.
La escasez de estos recursos podría tener grandes implicaciones, ya que son componentes de uso cotidiano en la vida del ser humano. Algunos elementos, como el helio y el fósforo, no se producen de manera natural y las reservas que actualmente existen en el planeta están por agotarse.
Si bien el helio se encuentra entre los elemento más abundantes del universo, aquí en la Tierra este gas noble es raro y precioso. Pequeñas concentraciones se han quedado atrapadas en cavernas, la mayoría de ellas en Estados Unidos, Rusia, Polonia y Qatar. Actualmente, es de los gases más utilizados en el mundo y se estima que podría desaparecer dentro de 25 años. Sus aplicaciones incluyen imágenes de resonancia magnética, reactores nucleares, detectores infrarrojos y la refrigeración de imanes superconductores, entre otras.
El indio es uno de los elementos más críticos pues se emplea en las pantallas de plasma de todo el mundo. En 2007, el Servicio Geológico de Estados Unidos calculó que los reservorios, principalmente en Canadá, Rusia y China, se agotarán en el transcurso de las próximas dos décadas (aunque la industria del indio disputa estas cifras). Es de suma importancia que se adopten mecanismos de reciclaje de indio a partir de los desechos tecnológicos.
La agricultura moderna depende enormemente del fósforo, el cual es utilizado para mejorar el rendimiento de los cultivos y para aumentar la absorción de los fertilizantes. Es extraído de la roca de fosfato, presente en Marruecos, Rusia, EE.UU., China y Sudáfrica, principalmente. Científicos de la Iniciativa Global de Investigación de Fósforo estiman que dentro de 30 a 40 años, la minería no podrá satisfacer la demanda mundial de fósforo.
Por suerte, este mineral es relativamente fácil de recuperar de los sistemas de agua de las ciudades. Cada año, tres millones de toneladas de fósforo son excretadas mediante la orina y las heces.
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