fuente: Wikipedia
El viernes, en el mundo cristiano, ha sido considerado históricamente como un día de luto, pues es aquel día de la semana en que fue crucificado Jesús de Nazareth. Un ejemplo muy claro es la decisión de Tom Sawyer de visitar un cementerio en la noche de un viernes. La asociación de este día con el fin de semana es, relativamente, muy reciente.
Otro ejemplo célebre es el viernes 13 de octubre de 1307, cuando, bajo las órdenes de Felipe IV de Francia, un grupo de caballeros templarios, fue capturado y llevado ante el tribunal de la Inquisición para ser juzgado y condenado por supuestos crímenes en contra de la cristiandad.
No se sabe bien si la decisión del rey francés se debió a una motivación religiosa, debida a los rumores que se tejían en torno a esta orden religiosa (de quienes se decía protegían o custodiaban secretos íntimos de la Iglesia, como el Santo Grial), o, más probablemente, a cuestiones económicas.
En ese tiempo, los caballeros templarios poseían una gran fortuna, eran los principales prestamistas y acreedores en muchas regiones de Europa, en especial de Francia. Es más, se dice que el propio Felipe IV, tenía una gran deuda con esta orden y que por ello decidió capturarlos y acusarlos ante el Vaticano por diversos cargos, entre ellos los de herejía, sodomía y de orinar y escupir en la cruz.
La acusación produjo la detención, asesinato o condena en la hoguera de la mayoría de los miembros de la orden del Temple, lo que finalmente ocasionó su desaparición. Sin embargo, algunos caballeros lograron escapar, llevándose consigo muchos de los secretos de la orden, hasta hoy no revelados, así como el tesoro del Temple. El último Gran Maestre de la orden, Jacques de Molay, quien finalmente fue condenado a la hoguera, momentos antes de morir asfixiado se dirigió al propio Felipe IV y al papa Clemente V, con estas palabras: «¡Clemente, y Felipe, traidores a la fe cristiana, os emplazo ante el tribunal de Dios... ! A ti, Clemente, antes de que pasen cuarenta días, y a ti Felipe, antes de que termine este año... » Si bien los templarios fueron arrestados el viernes 13 de octubre de 1307, esta dramática escena tuvo lugar siete años después, el 18 de marzo de 1314; como sea, tanto el papa como el rey murieron en los plazos fijados (20 de abril y 29 de noviembre de ese año).
Esta historia guarda similitud con la de Fernando IV de Castilla “El Emplazado”, a quien también le advirtieron sus víctimas que moriría en un plazo de treinta días.
Los caballeros que sobrevivieron, principalmente en la isla de Chipre y en Portugal, se anexaron en su mayoría a las filas de la Orden de los Caballeros Hospitalarios o la de los Caballeros Teutónicos.
El viernes, en el mundo cristiano, ha sido considerado históricamente como un día de luto, pues es aquel día de la semana en que fue crucificado Jesús de Nazareth. Un ejemplo muy claro es la decisión de Tom Sawyer de visitar un cementerio en la noche de un viernes. La asociación de este día con el fin de semana es, relativamente, muy reciente.
Otro ejemplo célebre es el viernes 13 de octubre de 1307, cuando, bajo las órdenes de Felipe IV de Francia, un grupo de caballeros templarios, fue capturado y llevado ante el tribunal de la Inquisición para ser juzgado y condenado por supuestos crímenes en contra de la cristiandad.
No se sabe bien si la decisión del rey francés se debió a una motivación religiosa, debida a los rumores que se tejían en torno a esta orden religiosa (de quienes se decía protegían o custodiaban secretos íntimos de la Iglesia, como el Santo Grial), o, más probablemente, a cuestiones económicas.
En ese tiempo, los caballeros templarios poseían una gran fortuna, eran los principales prestamistas y acreedores en muchas regiones de Europa, en especial de Francia. Es más, se dice que el propio Felipe IV, tenía una gran deuda con esta orden y que por ello decidió capturarlos y acusarlos ante el Vaticano por diversos cargos, entre ellos los de herejía, sodomía y de orinar y escupir en la cruz.
La acusación produjo la detención, asesinato o condena en la hoguera de la mayoría de los miembros de la orden del Temple, lo que finalmente ocasionó su desaparición. Sin embargo, algunos caballeros lograron escapar, llevándose consigo muchos de los secretos de la orden, hasta hoy no revelados, así como el tesoro del Temple. El último Gran Maestre de la orden, Jacques de Molay, quien finalmente fue condenado a la hoguera, momentos antes de morir asfixiado se dirigió al propio Felipe IV y al papa Clemente V, con estas palabras: «¡Clemente, y Felipe, traidores a la fe cristiana, os emplazo ante el tribunal de Dios... ! A ti, Clemente, antes de que pasen cuarenta días, y a ti Felipe, antes de que termine este año... » Si bien los templarios fueron arrestados el viernes 13 de octubre de 1307, esta dramática escena tuvo lugar siete años después, el 18 de marzo de 1314; como sea, tanto el papa como el rey murieron en los plazos fijados (20 de abril y 29 de noviembre de ese año).
Esta historia guarda similitud con la de Fernando IV de Castilla “El Emplazado”, a quien también le advirtieron sus víctimas que moriría en un plazo de treinta días.
Los caballeros que sobrevivieron, principalmente en la isla de Chipre y en Portugal, se anexaron en su mayoría a las filas de la Orden de los Caballeros Hospitalarios o la de los Caballeros Teutónicos.
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