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martes, 14 de abril de 2015

25 Años de Hubble

fuente: el universal méxico


Edwin Powell Hubble (1889-1953) fue el primer astrónomo que demostró la existencia de otras galaxias y descubrió la evidencia de la expansión del Universo, pero no es un personaje conocido para el gran público. Sin embargo, el primer telescopio espacial, que lleva su nombre, ha cautivado tanto a científicos, por sus valiosas observaciones, como al público de medio mundo por mostrarnos la belleza del Universo.
La idea de llevar un telescopio fuera de la atmósfera terrestre es mucho más antigua de lo que se pudiera pensar, pues se remonta a 1923, cuando el científico especialista en cohetería Hermann Oberth publicó un artículo en ese sentido, aunque hubo que esperar muchas décadas para contar con la tecnología necesaria para crearlo y ponerlo en órbita, gracias a la colaboración entre la NASA (EU) y la ESA (Agencia Espacial Europea).
La construcción del telescopio comenzó por su espejo principal, de 2,4 metros, en 1979, pero no estaría listo hasta 1985 y no fue hasta el 24 de abril de 1990 cuando el transbordador Discovery puso en órbita, a 543 kilómetros de la Tierra, este ingenio de 13,2 metros de longitud y 4,2 de diámetro -más dos paneles solares- que completa un giro a nuestro planeta cada 96 minutos.
 
PUERTA DEL CONOCIMENTO Desde entonces, los datos e imágenes enviados por el telescopio a la Tierra han sido una fuente inagotable de conocimientos y nuevos enigmas, que han ensanchado las fronteras del saber humano, y su datos ayudaron a ganar un Premio Nobel del Física en 2011 a los astrónomos Saul Perlmutter, Adam Riess y Brian Schmidt, por descubrir que el Universo se expande a un ritmo cada vez mayor. Solo el tiempo dirá si esa lista de galardones se engrosa.
Una de las razones principales para construir el Hubble fue determinar el tamaño del Universo y datar con mayor precisión su edad, unos 13 mil 700 millones de años. Tras ocho años de observar las cefeidas, además se pudo saber que su ritmo de expansión -conocido como la constante de Hubble- es de 70 kilómetros por segundo por cada 3,26 millones de años luz de distancia.
Este ingenio también se ha convertido, de alguna manera, en una especie de máquina del tiempo pues gracias a él "vemos cosas más y más viejas. Es casi mágico. El Hubble tiene gran estabilidad y puede estar días y días fijo, lo que permite ver objetos que se formaron solo unos cientos de millones de años después del Bing Bang", explicó el astrofísico francés Roger-Maurice Bonnet, director del programa científico de la Agencia Espacial Europea (ESA) entre 1983 y 2001.
El segundo hito del Hubble, según Bonnet, fue fotografiar "toda una secuencia de la formación de estrellas y planetas que pueden conducir a la aparición de objetos similares a los que estamos acostubrados, es decir, una Tierra alrededor de un Sol".
"Vemos que es un fenómeno prácticamente universal en miles y miles de casos, así que parece bastante improbable que solo la Tierra esté habitada", añade el experto.
Otras de sus grandes contribuciones ha sido el estudio de los agujeros negros supermasivos, que son objetos muy densos y con tanta masa que ni siquiera la luz puede escapar de su gravedad. Por eso, hasta que el Hubble empezó a funcionar era imposible observarlos directamente y los astrónomos no tenían manera de probar sus teorías, sin embargo, la alta resolución del telescopio hizo posible ver los efectos de la atracción gravitatoria de algunos de estos objetos en su entorno.
Pero aún quedan enigmas por descubrir como el de la materia oscura, que los científicos creen que compone tres cuartas partes de la materia del cosmos, aunque las observaciones del Hubble están proporcionando información para seguir trabajando en ese ámbito.
 
LOS OJOS DE LA HUMANIDAD
Conocimientos, muchos ellos, que se antojan difíciles de entender para el común de los mortales, pero el Hubble no es conocido solo en círculos científicos pues sus impresionantes fotografías del Universo han abierto la mente de los hombres a una belleza extraña pero cautivadora.
La Humanidad, que durante siglos estuvo "condenada a tener del cosmos solo una imagen incierta", asistió a un acontecimiento "mágico" cuando el Hubble empezó a enviar las primeras imágenes y la observación astronómica entró en "una nueva era", según escribe el administrador de la NASA y antiguo astronauta, Charles F. Bolden, en el prefacio del libro "Expanding Universe", recientemente publicado por Taschen y que recopila 25 años de impresionantes fotografías realizadas por el telescopio espacial.
Concebido como un viaje hacia los confines del cosmos, "Expanding Universe" agrupa las imágenes por su cercanía a la Tierra, desde las del Sistema Solar, con fotografías de Júpiter o Neptuno, a las espectaculares columnas de gas, cuna de nuevas estrellas, en la Vía Láctea, o la Galaxia Molinillo de Viento del Sur, ubicada a 15 millones de años luz.
El Hubble ha observado, y con él todos nosotros, cosas tan increíbles como la nebulosa del Águila, una de sus fotos más famosas y que posteriormente sería llamada "los pilares de la creación", la desintegración de un asteroides o la colisión de un cometa contra Júpiter.
Y con todo ello nos han enseñado que el cosmos no es una miríada de pequeños puntos brillantes sobre un cielo negro, sino una explosión de colores -rojos, verdes, amarillos, rosas- y de formas caprichosas y a veces misteriosas, pero siempre de una belleza sobrecogedora e inimaginable hasta entonces.
La última de esas imágenes acaba de ser publicada para celebrar el cuarto de siglo del telescopio y que la ESA describe como "un tapiz brillante de estrellas jóvenes que explotan a la vida y se manifiestan como unos impresionantes 'fuegos artificiales'". 
Un cosmos lleno de vida que el Hubble ve en colores, aunque las imágenes recibidas en la Tierra son en blanco y negro y que, según se explica en "Expanding Universe", se transforman en color en función de las longitudes de onda (rojo para las más largas, azul para las más cortas y verde para las intermedias) y con la ayuda de filtros y otros datos recogidos por el Hubble, como la luz infrarroja, la microondas, los rayos X y gamma.
Un cuarto de siglo después de su lanzamiento, el potencial del Hubble no se ha agotado, aunque ya se prepara el terreno para el lanzamiento del próximo telescopio espacial, el James Webb, previsto para 2018 y con el trabajará en conjunto, para quién sabe si algún día dar respuesta a uno de los grandes misterios de la Humanidad: ¿estamos realmente solos en el universo?.

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