fuente: http://mexico.cnn.com
Fue una pequeña entrevista para Neil Armstrong, pero una enorme exclusiva para un contador australiano.
En la situación más fuera-de-este-mundo en lo que va del año, el
primer hombre en pisar la superficie lunar se sentó con el contador
público certificado (CPC), Alex Malley, de Australia, para narrar su
histórico aterrizaje lunar en lo que fue
una entrevista extremadamente extraña.
Armstrong era el comandante de la misión de la NASA,
Apollo 11, en la cual tres hombres aterrizaron en la Luna el 20 de julio de 1969. Armstrong y su compañero, el astronauta
Buzz Aldrin, pasaron
cerca de dos horas en la superficie lunar antes de regresar al módulo lunar
Eagle.
El estadounidense de 81 años siempre habia sido renuente a hablar sobre
el aterrizaje lunar y ha concedido muy pocas entrevistas en los últimos
40 años, así que ¿por qué elegir hablar con un contador de Australia?
“Yo sé algo que mucha gente no sabe sobre Neil Armstrong: su padre
era auditor”, dijo Malley, en la primera de cuatro partes de la
entrevista con Armstrong que publicó en su sitio web.
Durante la entrevista de 45 minutos, el comandante Armstrong habló
sobre su infancia en Ohio, la caminata por la Luna y lo que se siente
dormir en una nave espacial.
Armstrong también recordó el momento cuando recibió la llamada y le
preguntaron si él y su tripulación estaban listos para aterrizar en la
Luna.
“Los jefes me preguntaron '¿Crees que tu equipo y tú estén listos?'”,
dijo Armstrong. “Dije que sería bueno si nos dieran un mes más, pero
que estábamos en una carrera y teníamos que tomar la oportunidad cuando
la tuviéramos. Así que tuve que decir 'estamos listos, estamos listos
para hacerlo'”.
“Pensé que teníamos un 90% de posibilidades de regresar a la Tierra a
salvo, pero sólo un 50-50 de probabilidades de realizar un aterrizaje
exitoso en el primer intento”.
Armstrong también narró esos angustiosos 12 minutos que duró el
descenso a la Luna, que fue cuando se dio cuenta de que el piloto
automático del módulo lunar
Eagle estaba preparándose para aterrizar sobre la pendiente de un enorme cráter lunar.
“La computadora nos mostró en dónde pretendía aterrizar y realmente
era un pésimo lugar, a un costado de un enorme cráter de unos 100-150
metros de diámetro con pendientes muy pronunciadas cubiertas de grandes
rocas, realmente un pésimo lugar para aterrizar”, dijo.
Armstrong entonces tomó el control manual de la nave y logró
aterrizarla como si fuera un helicóptero en una planicie con tan sólo 20
segundos de combustible restante. “Houston, aquí la base
Tranquility. El Eagle ha aterrizado”, fueron las palabras que Armstrong le dijo a la base de control en Tierra.
En cuanto a la frase: “Es un pequeño paso para un hombre, y un gran
salto para la Humanidad”, Armstrong dice que no pensó en esas inmortales
palabras hasta después de que aterrizaron a salvo.
“Reconocimos que no habríamos estado ahí de no ser por nuestra
competencia soviética; fue una competencia que hizo que ambos programas
lograran lo que lograron. Colocamos medallas en ambos lados por aquellos
colegas caídos, y fue un momento lleno de sentimiento”, dijo sobre los
primeros momentos en la Luna, cuando Armstrong y
Buzz Aldrin salieron del
Eagle hacia la superficie lunar.