Plutón es notable por ser el planeta más alejado del Sol (su distancia media es de 5.790 millones de kilómetros.) Claro está que alguno había de ser el más distante, y ése es precisamente Plutón.
Pero ahí no para la cosa. Plutón posee ciertas características poco usuales, que lo distinguen de los otros ocho planetas y hacen de él un objeto de notable curiosidad para los astrónomos. Por ejemplo:
1. Plutón tiene la órbita más elíptica de entre los planetas principales. Una circunferencia perfecta tiene una excentricidad de cero. La excentricidad de la órbita terrestre es de sólo 0,017, de modo que es casi circular. La de Plutón, en cambio, es de 0,25. Unas veces se halla a sólo 4.340 millones de kilómetros del Sol mientras que otras se aleja hasta 7.240. Es más, cuando Plutón alcanza su punto más próximo al Sol, se halla más cerca de éste que Neptuno, dejando así de ser, durante un rato, el planeta más alejado. En la actualidad se mueve más cerca del Sol que Neptuno y seguirá así durante unos cuarenta años.
2. Plutón tiene una órbita más inclinada que cualquiera de los planetas principales. Si alineásemos a todos los planetas (dentro de sus órbitas) a un mismo lado del Sol, todos quedarían más o menos en fila india —todos excepto Plutón—. La órbita de Plutón está inclinada 17 grados respecto a la nuestra y, por tanto, quedaría muy por encima o muy por debajo de la posición general de los demás planetas. (Por eso Plutón nunca podría chocar con Neptuno al cruzar la órbita de éste, pues la cruzaría muy por debajo.)
3. Los ocho planetas distintos de Plutón se dividen en dos grupos. Primero están los cuatro planetas cercanos al Sol: Mercurio, Venus, Tierra y Marte; todos ellos son pequeños, densos y tienen una atmósfera relativamente escasa. Luego están los cuatro planetas exteriores: Júpiter, Saturno Urano y Neptuno; planetas gigantes, de baja densidad y enormes atmósferas. Lo cual deja fuera a Plutón, que figura entre los «gigantes gaseosos», pero que es un mundo pequeño y denso como los planetas interiores. Indudablemente, está fuera de lugar.
4. Si nos olvidamos de Mercurio y Venus —cuya gran proximidad al Sol ha hecho que los efectos gravitatorios hayan disminuido su velocidad—, podemos decir que todos los planetas giran con rapidez alrededor de sus ejes. Los períodos de rotación oscilan entre diez y veinticinco horas. Plutón, sin embargo, tiene un período de rotación de 153 horas: casi siete días.
¿A qué responden todos estos extremos? ¿Hay alguna razón para que Plutón sea tan diferente?
Una conjetura especialmente interesante es la siguiente. Supongamos que Plutón no fuese antes un planeta, sino un satélite de Neptuno. Y supongamos también que una catástrofe cósmica de algún tipo lo sacara de su órbita y lo colocara en otra, planetaria e independiente.
En ese supuesto, la naturaleza de la explosión (sí es eso lo que fue) muy bien pudo lanzarlo a una órbita inclinada, que, sin embargo, sigue trayendo a Plutón una y otra vez hacia Neptuno, que es de donde había partido.
Como satélite, sería pequeño y quizá denso, en lugar de un gigante gaseoso como los verdaderos planetas exteriores. Y, por otro lado, giraría alrededor de su eje en el mismo tiempo que tardaba en girar alrededor de Neptuno, gracias a la atracción gravitatoria de éste. (Esto es cierto en general para los satélites; y es cierto, en particular, para la Luna.) En ese caso, el período de rotación de Plutón podría muy bien ser de una semana. (El período de rotación de la Luna es de cuatro semanas.) Puede que Plutón, al ser arrancado de Neptuno, conservara su período de rotación, adquiriendo así un período muy raro para un planeta.
Pero, por desgracia, todo esto no son más que especulaciones. No hay ninguna prueba sólida de que Plutón fuese antes un satélite de Neptuno; y aun si lo fuese, no sabemos qué clase de catástrofe pudo haberlo arrancado de allí.
Referencia: 100 Preguntas Básicas sobre la Ciencia, © 1973 by Isaac Asimov