fuente: http://www.portafolio.co
Inmemoriam ya tiene cuatro años de experiencia, pero todavía no tiene muchos clientes. Y es que descansar eternamente en el océano no es precisamente barato.
Crear vida a partir de la muerte es el objetivo de una empresa en
México que ofrece servicios fúnebres marinos, para que las cenizas del
fallecido descansen flotando en una urna biodegradable o reposen
eternamente en un arrecife en el fondo del mar.
A los dueños de Inmemoriam no les gustan las palabras fúnebres. Ni
cripta, ni tumba, ni cementerio marino, prefieren llamar a los funerales
“homenaje a la vida” y “perlas” a las bolas en las que se meten las
cenizas de los fallecidos.
Así lo cuenta Francisco Bornacini, uno de los fundadores, quien está de
acuerdo con el objetivo de la empresa, “la manera perfecta de despedir a
un ser querido es reintegrándolo a la naturaleza y apreciando cómo esta
lo convierte en vida”.
Todo surgió cuando la madre de uno de los socios le pidió que cuando
muriera echara sus cenizas al mar y él no encontró ninguna forma de
hacerlo de un modo elegante y simbólico. Fue entonces cuando se les
ocurrió crear esta empresa, inspirada en una estadounidense, pero
agregándole la sensibilidad latina, después de ver en las carencias una
oportunidad de negocio.
La empresa ya tiene cuatro años de experiencia, pero todavía no tienen
muchos clientes, y es que descansar eternamente en el mar no es
precisamente barato. Una urna biodegradable puede costar unos 2.315
dólares y entre 3.858 y 5.400 dólares reposar en un arrecife marino.
Así, realizan “uno o dos” servicios de urnas al mes y los de arrecifes
“cada cuatro o cinco meses”, explicó Bornacini. Eso sí, realizan con
mucho esmero y respeto cada servicio, ya que les costó “mucho trabajo
por todo el tema de los permisos”, que tuvieron que ir acompañados de
numerosos estudios sobre el impacto ambiental y las especies que ahí
viven.
Todos concluyeron en que no había impacto negativo, dijo Bornacini, ya
que las urnas, al ser biodegradables, “no contaminan” y de las cenizas
“lo que quedan son restos de calcio y carbono y en el fondo lo que hace
es enriquecer la tierra”. En cuanto a los artefactos contenedores de las
perlas que se instalan en el fondo marino, esperan que en un futuro
sean generadores de vida convertidos en arrecifes.
Los servicios que ofrece Inmemoriam son dos: el arrecife y la urna
biodegradable. En el primero, se colocan las cenizas dentro de un objeto
al que llaman la perla, que es una esfera de concreto, esta se deposita
en una especia de iglú que mide un metro de alto y 80 centímetros de
diámetro y que tiene varios agujeros.
La otra opción es la de la urna biodegradable. En esta se alquila una
embarcación que sale por lo menos tres millas a mar abierto y, tras una
ceremonia, la urna va liberando las cenizas, parte de ellas se van al
fondo y otras flotan, empiezan a viajar por el mar. Por ello, no se
vuelve recuerdo de esa persona el lugar donde se deposita la urna, sino
todo el mar.
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