fuente: http://enlasfronterasdelimperio.info
El año siguiente se producen las primeras victorias sobre los apaches, pero son efímeras, el año 1778 vuelven a robarse gran cantidad de caballos y Trespalacios muere con otros 19 soldados y colonos. Ante esta situación, el teniente coronel Pedro Fagés (de la compañía de voluntarios de Cataluña), llega con más refuerzos, se restauran acueductos para la agricultura, se plantan los campos y parece que el asentamiento puede empezar a funcionar, pero los ataques apaches se reanudan y otros 39 hombres mueren. Cuando al año siguiente el inspector Roque de Medina llega a Santa cruz de Terrenate la situación no puede ser más lamentable, quedan 46 soldados con 98 caballos (recordemos que la dotación es de seis caballos por soldado de cuera para que sean operativos), 23 mulas. Habían desertado 20 indios, quedando sólo 4 aliados y el estado de las armas era muy malo. Ocho soldados carecían de uniforme. Ante esta situación, el inspector recomienda encarecidamente la evacuación del presidio y el traslado de la dotación a su ubicación anterior. Se señalaba el aislamiento del presidio, la dificultad de mantener las líneas de comunicación y de obtener suministros, a lo que se añadía que el presidio más cercano, San Bernardino, ya había sido evacuado por padecer una situación similar.
El presidio de Santa Cruz de terrenate se encuentra en lo que hoy es el estado Arizona (EEUU). De él quedan unas pocas ruinas que en los últimos años han sido excavadas en sucesivas campañas arqueológicas. La azarosa y corta existencia de este presidio sirve para hacernos una idea de las duras condiciones que imponía esta frontera norte de Nueva España.
El presidio de Santa Cruz de Terrenate surge de un intento de avance de la frontera hacia el norte en Sonora en 1776, en el avance se vieron implicados tres presidios ya existentes: Tubac, Terrenate y Fronteras. El primero se adelantó hasta Tucson, Terrenate hasta el lugar llamado Santa Cruz y el tercero hasta un nuevo lugar llamado San Bernardino. Cuatro años después sólo Tucson permanecía.
El 4 de julio de ese año de 1775, el Coronel Hugo O'Conor, comandante inspector de todos los presidios internos, llega al presidio de Terrenate y siendo capitán del mismo Don Francisco Tovar, le dió la orden de cambiar el presidio al poblado de Santa Cruz, al norte.
El 22 de agosto el propio O’Conor eligió un lugar en un acantilado con vista al río San Pedro, que parecía ofrecer una fortificación natural en varios lados. El área tenía pastos, madera y agua. En la primavera siguiente, el capitan Tovar llega al lugar elegido con cincuenta y seis soldados presidiales con 352 caballos y mulas. Junto a la tropa algunos indios aliados y algunos civiles que no quieren quedarse en el antiguo presidio una vez desguarnecido.
De inmediato se empieza a construir el presidio y antes de que se acabe la obra bandas de apaches empiezan a hostigar a los recién llegados. Poco a poco, se hace peligroso ir a por agua y los caballos que pastan alrededor del presidio empiezan a ser robados, hasta el punto que el capitan Tovar ve que cada vez tiene menos caballos para perseguir a los apaches.
El 7 de julio de 1776, un centinela avisa de la proximidad de un gran grupo apache, el capitán Tovar decide ir a su encuentro antes de que huyan, para lo cual sale a pie para no perder el tiempo que requiere equipar los caballos. En un vado próximo, los soldados de cuera intentan cruzar tres veces y son rechazados, a la cuarta vadean el río San Pedro, un poco más alante los indios se vuelven y el capitan Tovar y 29 de sus hombres mueren a manos de los arqueros apaches. Dos supervivientes llegan al presidio para pedir auxilio a los soldados y colonos restantes, pero nadie sale del mismo hasta dos días después para descubrir los cuerpos de los caídos despojados de sus ropas y equipos. Un mes después se reciben refuerzos y armas.
El capitán Francisco Ignacio de Trespalacios reemplazó al comandante caído, y trajo refuerzos hasta alcanzar ochenta y tres hombres (una dotación alta para un presidio medio). A mediados de noviembre Trespalacios tiene que partir con treinta de ellos a casi un centenar de kilómetros al sur en ayuda de la misión de la Magdalena en el Río San Ignacio. Cuando llegaron se encontraron con que los indios asaltantes habían saqueado el asentamiento, asesinando a los habitantes e incendiando la iglesia.
En 1788 Santa Cruz es abandonado. Teodoro de la Croix resumía las razones: El terror infundido en las tropas y los colonos del presidio de Santa Cruz, que había visto a dos capitanes y más de ochenta hombres perecer a manos de los enemigos en campo abierto a una corta distancia del puesto, y los incesantes ataques sufridos de las numerosas bandas de Apache, que no permiten el cultivo de las cosechas, que sorprenden a las reatas de mulas que transportaban los efectos y suministros, que roban las manadas de caballos y ponen a las tropas en la situación de no poder asistir a su propia defensa, haciéndolos inútiles para la defensa de la provincia.
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